Es inevitable; te veo y deseo conocerte, necesito hacerlo. Llámalo insania o simple inconformidad; quizás lo que en verdad ansío es llenar cada uno de mis vacíos con un poco de aquello que no compartes cuando hablamos , eso que siempre queda atrás en tu discurso, parlamentos no pronunciados, sentencias no declaradas en juicios pactados.
Es inevitable porque sigues siendo un ente extraño, porque no fui dotada de poderes que superaran a los sentidos, porque quisiera penetrar en tu psiquis y adoptar tus formas, solo por un momento, solo hasta ver saciada mi sed con el almíbar de tus misterios, hastiarme de lo que eres tú y también de lo que soy yo; desear nunca haberte conocido, desear no haber deseado jamás la oscuridad de tus manifiestos y solo así, entender que tú no quisiste ser conocido; caer en cuenta de que apareciste por una mera e infame casualidad en el camino de los mortales; que es prohibido intentar hacer frente a la naturaleza, que a veces es mejor tomar lo que te ofrecen antes de llorar frustrado sobre la nada.